Nuestro cerebro fue cableado en una época en la que la reflexión no tenía valor sino la decisión rápida: ante los peligros de la sabana africana, no valían filosofías, sino actuar o morir.
¿Por qué algunas personas son brillantes tomando decisiones y otras son torpes una y otra vez? ¿Por qué algunos siguen su instinto y triunfan, mientras que otros acaban siempre dando un paso en falso? ¿Cuál es el funcionamiento real del cerebro en el trabajo, en clase, en la cocina o en la cama? ¿Y por qué las mejores decisiones suelen ser las más difíciles de explicar?
Según el psicólogo Timothy D. Wilson, la mente actúa con más eficacia relegando al inconsciente gran cantidad de pensamientos elaborados de alto nivel, igual que un reactor moderno vuela sirviéndose del piloto automático, con escasa o nula intervención del piloto humano «consciente».
Quienes son buenos tomando decisiones no son aquellos que procesan más información o que dedican más tiempo a deliberar, sino aquellos que han perfeccionado el arte de hilar fino, de extraer los pocos factores que realmente importan a partir de una cantidad desmesurada de variables. Por medio de la neurología y la psicología, algunos autores como Gladwell (The Tipping Point) nos comparte como, la inteligencia intuitiva cambia nuestra forma de ver las decisiones que tomamos en su libro “Inteligencia Intuitiva”.
El poder de nuestros pálpitos, de nuestras intuiciones, de nuestra primera impresión, de esas mini reflexiones que apenas duran unos segundos, incluso mucho menos, y que resultan mucho más acertadas que meditaciones de semanas o meses. Y es que, a pesar de las apariencias, nuestro cerebro no está preparado para meditar demasiado sobre las decisiones que debe tomar.
Entonces no siempre los prejuicios son malos, ni tampoco los juicios rápidos, y que al no pensar también estamos pensando. Sin embargo, si desarrollamos el poder del pensamiento analítico con el reflexivo para trasladarlo a uno que pueda estructurarse en forma estratégica y en todo el proceso estamos muy atentos a toda nuestra inteligencia intuitiva, puedo asegurar dos cosas del resultado;
1.- estaremos haciendo un proceso del pensamiento consciente relacionando millones de neuronas que cada vez que hacen ese ejercicio se fortalecen y se convierten en una poderosa máquina de la deducción.
2.- la decisión final tendrá una estructura definitivamente más sistémica y cubierta desde 360 grados desde la parte racional. Al final la decisión si algo sale mal, seguro en este ejercicio de análisis-reflexión-crítica-estrategia intuitiva, las posibilidades ya fueron consideradas.
Saludos.
Daniel
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Daniel Zarate de Avila 